El Ibex se ha desplomado un 7,71% en las últimas cinco jornadas, una caída que le ha situado en los 10.103 puntos y se ha llevado por delante los 11.000 puntos recuperados el martes. La buena noticia, sin duda, es que los 10.000 puntos, que han peligrado en algunos momentos, siguen en el terreno de juego.
El motivo de que haya llegado la sangre al río ha sido exclusivamente uno: la desconfianza de los inversores hacia la Bolsa española. La debilidad de las finanzas públicas españolas y las pobres perspectivas de futuro de la economía se han traducido en unos recelos que no han tardado en hacer acto de presencia por todo lo alto en los parqués.
El rojo ha sido la nota dominante en el parqué español. El sector bancario, una vez más, se ha llevado la peor parte con BBVA a la cabeza de los recortes al restar un 12,87%. Su competidor, Santander, no ha conseguido reflejar sus positivos resultados y ha despedido la semana con un descenso del 10,34% en el precio de sus títulos.
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